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Para llevar a cabo una buena práctica en la escuela y conseguir los niveles de bienestar que ya estamos experimentando, no podemos tomar como hechos aislados el papel del profesor y la metodología experimentada. Es por ello que desarrollo personal y profesional del docente van de la mano. De nada sirven grandes preparaciones para aplicar un método de trabajo sino atendemos las necesidades reales de los niños y de las niñas, no utilizo un lenguaje adecuado en el aula, no permito el error, etiquetamos con nuestras palabras o no ofrecemos seguridad emocional en el aula, entre otros aspectos.

En el CEI Travesuras el docente potencia el protagonismo y la proactividad en el aula y responde a las necesidades de sus alumnos tanto en lo que respecta en su progreso académico como personal. 

Somos profesionales de la educación, conectados con nuestra vocación porque educar desde un proyecto vital nos va a permitir reformular nuestra acción educativa, para distinguir lo que es esencial.

Disponemos de una amplia formación continua que nos capacita para guiar a los alumnos en su desarrollo como personas integrales y futuros profesionales competentes.

No se puede transmitir lo que no se tiene, por tanto si queremos llegar al objetivo del desarrollo integral de la persona, el primero que tiene que vivirlo en todo su ser es el profesor. Tenemos que ser el primer ejemplo para nuestro alumnado. Por eso le damos mucha importancia al cultivo interior del docente, tanto dentro de la escuela con formaciones por parte de la psicóloga y la dirección del centro, como fuera de ésta a nivel personal.

“Todos somos superdotados en algo. Se trata de descubrir en qué. Esa debería ser la principal función de la educación. Hoy, en cambio, está enfocada a clonar estudiantes. Y debería hacer lo contrario: descubrir qué es único en cada uno de ellos”

Ken Robinson

Apoyamos y experimentamos la figura del maestro consciente, ese que se desenvuelve en el aula con actitud curiosa y observadora, facilitando las oportunidades de aprendizaje a los niños y niñas pero dejando el papel protagonista a ellos. En nuestra escuela el papel del docente será el de crear los ambientes, escogiendo el material cuidadosamente en base a los intereses y el desarrollo madurativo de sus alumnos, cuidando la estética y el orden. El niño, por su parte, podrá moverse libremente por el aula, eligiendo aquellos espacios que le motiven más, descubriendo por sí mismo sus propios intereses, aspecto fundamental para desarrollar talento, el docente aprovechará la curiosidad innata del niño por descubrir el mundo, a sí mismo y a los demás, propiciando en los pequeños el diálogo tanto interior como con los demás, desarrollando con ello aspectos como el lenguaje, respeto, socializar, resolución de conflictos, aprender a aprender, saber escucharse a sí mismo y a los demás, etc… De esta forma, el aprendizaje será más profundo y lo podrá extrapolar a otras situaciones en su vida, convirtiéndose así en aprendizaje significativo.
Todo ello respetando y protegiendo la individualidad e independencia de cada niño y niña, aportándole seguridad emocional y confianza. Facilitará el cultivo de la comunicación entre ellos para que se adapten en convivencia al grupo y las normas de clase, así como valores tan importantes como la integridad, el compromiso, la superación y la felicidad.

“No serás buen profesor si sólo te concentras en lo que haces y no en lo que eres”

Rudolf Steiner

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